Desde la perspectiva del tiempo, tres décadas, veo a Llerena 1977 como a una isla. Una isla sola en en el centro de todas las mitades. Rodeada - separada por las carreteras de Badajoz.
Y también una isla emocional, rodeada temporalmente de las sensaciones anteriores y posteriores.
Ahí quedó Llerena en la memoria, como una foto fija de bellos recuerdos.
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