sábado, 23 de febrero de 2008

Calle Gazul de Uclés

Las calles de Llerena son las más luminosas de la memoria.

Cuando íbamos a algún sitio, y casi siempre como nos decían los mayores, "a deshoras", en plena siesta, sentíamos el intimidante torrente de luz de sus calles.

El calor y el frio no existían en los jóvenes, pero la luz era algo fascinante.

Sin embargo, cuando caía la noche, las calles de Llerena eran las más oscuras y acogedoras.

Parecían tener dos vidas: una de insolente claridad y otra de callada noche. Realmente eran dos pueblos distintos.

En la foto, Gazul de Uclés (poeta "ellerino"), muy cerca de la casa dónde vivía mi familia. La calle donde empezaba el esperado y maravilloso periplo hacia la piscina.

Una preciosa calle tan recoleta como encantadora.

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