
Además de belleza, en cada foto hay (de propina) una adenda de sensibilidad y añoranza. Sus fotos son los regalos adecuados para ofrecer a nuestra amiga nostalgia.
Cada cuadro-poesía de Juan Sevilla sugiere mucho más de lo representado. Representan sorprendentes puertas de entrada hacia la ensoñación.
El autor nos invita a un (incierto) viaje a lo vivido, a la geografía pretérita y añorada.
En sus fotos podemos intuir, sutilmente, la Llerena sonriente que recordamos. Aquellos caminos por los que transitamos, aquellas nubes, aquellos festejos....
Una magnífica obra, felicidades Juan