martes, 19 de febrero de 2008

La Moto




Mi padre siempre quiso tener una moto grande pero el presupuesto familiar no daba para comprar una nueva.

A finales de los años 60, una moto grande era una Sanglas (Guardia Civil), Ducati 350, MV Augusta, etc. Las motos alemanas BMW, inglesas e italianas eran símplemente inalcanzables. Los japoneses no habían fabricado motos todavía.

En 1968 envió una carta a todos los secretarios de los juzgados de la provincia de Cáceres preguntándoles si conocían alguna moto grande que estuviera abandonada con idea de reconstruirla y poder utilizarla.

Contestaron varios pero el de Ciudad Rodrigo fue la clave. Le puso en contacto con un señor que tenía una vieja Harley Davidson de 1946 abandonada en un pajar.

Llegaron a un acuerdo: 6.000 ptas. y la moto se vino a Cáceres.

Los cuatro hermanos (niños) asistimos al lento proceso de reconstrucción de La Moto. Las piezas tenían que mandarsales desde Bélgica, a veces con meses de retraso. Mi padre la desarmó por completo y, prácticamente, la tuvo que rehacer: instalación eléctrica, rectificado de motor, chapa, pintura, etc.

En aquél tiempo no había Internet y las comunicaciones eran una pesadilla.

Pidió, con su rudimentario inglés, a la fábrica (EE.UU. Milkwakee, Wisconsin) los manuales de taller y se los enviaron con una sorprendente rapidez.

Por fin, tras un par de años de esfuerzos, La Moto arrancó. En 1971 y años posteriores estuvo circulando por Cáceres con nuestra flamante e imponente moto americana.

En Llerena la sacó en algunas ocasiones, no muchas, pero la disfrutó en aquellas carreteras y llanuras pacenses.

Actualmente, la moto la tengo yo en mi casa, aunque es patrimonio de la familia. La arranco de vez en cuando y me doy una vuelta por la ciudad.

Los de la ITV se quedan sorprendidos cuando voy a pasar la revisión de La Moto, y más cuando les digo que tiene 62 años y que funciona como una campeona.
Tenéis más información de esta moto y HD clásicas en mi otra página:

5 comentarios:

  1. Una de las cosas de las que puedo presumir es que yo monté en esa moto en una ocasión. Fue un trayecto muy corto, aprovechando que tu padre iba a sacarla para darle una vuelta y me acercó a casa.
    Qué sensación más fantástica el poder haber montado en esa belleza.
    Espero algún día poder volver a montar en ella o al menos verla y volverla a oir rugir. ¡Cuídala!

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  2. Hola Carlitos.
    Tu como siempre con la suerte de cara. Qué envidia lode la moto.
    Por cierto, Dónde andas Carlos?
    Hace mucho que no te veo. Y mira que yo a Llerena voy, por lo menos dos veces al año.
    Si pudiéramos recopilar todos los e-mails de los implicados sería fantástico.
    Por cierto, sabéis que en gmail es posible chatear. No es lo mismo que una conversación pero algo es algo.
    Hasta otro rato.

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  3. La verdad es que en algunas cosas he nacido con estrella. Lo de montar en la moto del Esteban aquel día fue como una fantasía hecha realidad.
    Por lo demás sigo aquí en Badajoz, aunque espero que no sea mi destino final, porque me quiero ir a vivir a la zona de Alicante, cuando pasen unos añitos.
    A Llerena ya no voy. Para ver a la suegra siempre tengo tiempo con lo cual va Isa sola y allí pues se puede decir que ya no tengo a nadie.

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  4. Y yo... sin montar en esa super moto. Con la de veces que he oído hablar de ella. Queda pendiente Esteban. Un día me llevas si me dan permiso, claro.

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  5. Pero vamos a ver Maribel, ¿Cómo vas a montar en esa peazo moto? Si llega un mal aire y te lleva por delante. Eso está reservado para moteros de pro y no aficionadillas.
    Bueno, si en verdad tienes ocasión de que Esteban te dé una vuelta no la desperdicies, porque es una experiencia fascinante.

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